Todo comenzó con una idea sencilla, nacida del corazón y alimentada por una pasión ardiente: compartir el amor por el picante con el mundo. Así nació J.J.Foodie, un proyecto que va mucho más allá de una marca de salsas. Es el reflejo de un sueño, de una manera de vivir y sentir la comida con intensidad, emoción… y mucho fuego.

Como pequeña empresa, nos sentimos orgullosos de cuidar cada paso del proceso con mimo y dedicación. Aquí no hay producción en masa ni prisas: cada salsa se elabora con paciencia, con ingredientes 100% naturales, y con el cariño que solo se pone en aquello que verdaderamente se ama. Creemos en lo artesanal, en lo auténtico, en lo que se hace con las manos y con el alma.

Nuestra salsa estrella, El Aliento de Satán, es solo una muestra del universo que queremos compartir. Un universo lleno de sabor, de picante, de retos y de sonrisas. Desde hace tiempo, llevo compartiendo en Instagram retos picantes que divierten, sorprenden y a veces… hacen sudar. Porque el picante no es solo un sabor: es una experiencia que despierta sentidos y une a las personas.

Las salsas de J.J.Foodie están hechas en lo más profundo de la tierra, donde el fuego es el paisaje y el sabor es el lenguaje. Desde los niveles más suaves hasta los más extremos, queremos que todo el mundo pueda encontrar su punto justo de intensidad, y vivir el picante a su manera.

J.J. son las iniciales de mi nombre, José Javier, y “Foodie” representa ese amor eterno por la comida, por descubrir, por crear y por compartir. Elegí Aguilar de Campoo como hogar para este proyecto porque este rincón de la montaña palentina me robó el corazón. Creo firmemente en apoyar lo local, en poner en valor lo nuestro, y en construir desde el amor a la tierra.

Y si todo esto ha sido posible, ha sido gracias a una persona muy especial: Sandra, mi pareja, mi compañera de vida y de locuras. Sin su apoyo incondicional, sus ideas y su empuje, este proyecto seguiría siendo solo un sueño. Hoy es una realidad que late con fuerza, fuego y mucho amor.